Este lugar fue uno de los cafés de tertulia, donde se realizaban reuniones informales y periódicas sobre diferentes materias o temas de la actualidad, más representativos del siglo XX en Madrid. Por él pasaron muchos políticos, periodistas, escritores, profesores y artistas muy reconocidos. Tras la Guerra Civil, a finales de la década de los años cuarenta, el café fue convertido en una sucursal del banco Popular. Hoy en día el inmueble está dividido en dos, y las fachadas corresponden a edificios distintos,ocupados por oficinas gubernamentales.
Tuvo una gran importancia en la vida de Concha, ya que, con la llegada de la República, regresó a España después de haber estado viviendo en Londres, Montevideo y Buenos Aires, al abandonar la casa de sus padres, y poco después de ello, en 1931, Federico García Lorca le presentó al impresor y escritor malagueño Manuel Altolaguirre, con quien se casó un año después. Aunque la poeta permaneció a la sombra de su marido, ella siempre demostró su cariño hacia el poeta en muchos de sus poemas. En uno de esos poemas la escritora contaba como Altolaguirre y ella siempre iban a estar unidos en el mundo de la poesía y del tiempo.
Años después tuvieron una hija llamada Paloma, a quien su madre dictó sus recuerdos con ochenta años para que los transcribiera y, años después, lograra publicar el libro “Memorias habladas, memorias armadas”, en 1990. El libro habla sobre cómo Concha fue liberándose de los tabúes del mundo, para finalmente, a través de sus obras, crear el suyo propio.
Finalmente, Concha y su marido se separaron en 1944, mientras estaban en México, ya que Manuel la dejó por una mujer cubana llamada María Luisa Gómez Mena. Muchas personas piensan que el poema de la poeta llamado “Quisiera tener…” habla sobre su ruptura. Esto es lo que dice el poema:
Quisiera tener varias sonrisas de recambio
y un vasto repertorio de modos de expresarme.
O bien con la palabra, o bien con la manera,
buscar el hábil gesto que pudiera escudarme…
Y al igual que en el gesto buscar en la mentira
diferentes disfraces, bien vestir el engaño;
y poder, sin conciencia, ir haciendo a las gentes,
con sutil maniobra, la caricia del daño.
Yo quisiera, ¡y no puedo! ser como son los otros,
los que pueblan el mundo y se llaman humanos:
siempre el beso en el labio, ocultando los hechos
y al final… el lavarse tan tranquilos las manos.
El poema forma parte del libro "Lluvias enlazadas" (uno de sus libros más conocidos) y está compuesto por versos alejandrinos. En él se desarrolla un complejo eje temático que se podría manifestar como la des-ubicación existencial del yo y utiliza diversos recursos literarios como la metáfora, utilizando la lluvia para referirse al llanto.