En el año 1512, el vaquero Tello Pascual, según cuenta la leyenda descubrió casualmente el manantial y la cavidad.
Por esa época, apacentaban numerosas manadas de vacas en Valle hermoso, al citado pastor se le escapaba con frecuencia de una de sus reses y siguiéndolas llegó a un paradisíaco paraje con un verde prado y en él, junto a un manantial de aguas abundantes y cristalinas, nacido de una pared labrada por el hombre, encontró a la res extraviada.
Al vislumbrar una luz procedente de la roca y tras abrirse paso entre las espinas, zarzas y juncos, descubrió atónito un viejo y largo recinto de una altura de 2,50 metros y una longitud de más de 30 metros y en el interior divisó la bella imagen de la Virgen María rodeada de gran esplendor.