En la actualidad desconocemos la fecha exacta de construcción de la ermita, pero son varias las citas que encontramos de la misma a lo largo de la historia.
Ya en el año 1580, los vecinos de Daganzo hacen referencia a la que hoy es la Ermita de la Virgen del Espino, en las Relaciones Topográficas de Felipe II, a la pregunta 40, los vecinos responden que “hay reliquias del glorioso San Blas en la iglesia de Daganzo y hay dos ermitas que son las del señor San Sebastián y del señor San Miguel y hay un Humilladero que es ermita de la cofradía de la Santa Veracruz de dicha Villa… y hay en Almazanejo una iglesia que es anexa a la de esta villa.
Un documento del año 1662, ya nos da a conocer la devoción de los daganceños por la Virgen del Espino. En el documento se da cuenta del gasto que se hizo en la procesión de la Virgen del Espino de ese año, para la que se compran tres libras de escabeche de besugo, salmón, catorce arrobas de vino, arroz, canela, miel, aceite, requesón, 12 fanegas de pan cocido y un carro y dos pollinos para llevar el bastimento. Este documento demuestra que ya en esa época, se iba en romería a la ermita de la Virgen del Espino.
La primera restauración de la ermita de la que tenemos constancia es la realizada en el año 1773 y pagada por el Arzobispo de Toledo. En el año 1781 se procede al amojonamiento del despoblado de Almazanejo, documento encontrado en el archivo municipal.
La celebración de la romería a la Virgen del Espino aparece nuevamente documentada en el siglo XVIII. En la relaciones de Lorenzana de 1782, se vuelve a hacer referencia a la ermita, el documento dice: “Extramuros de dicha Villa hay cuatro ermitas, tres distan de ella la que más, aún no llega a medio cuarto de legua; y la una es de San Roque, la otra la de Nuestra Señora de Gracia, la otra de Nuestra señora de la Soledad, la cuarta está a distancia de media legua entre levante y mediodía en la que se venera la imagen de Nuestra Señora con el título y advocación del Espino, y donde concurren los vecinos en el mes de septiembre hacer su función”.
También se documenta a finales del siglo XIX las ermitas que seguían en pie, la de la Virgen del Espino y la de la Soledad también conocida como La Grande, que era en aquellos tiempos depósito para los pasos y la capilla del cementerio.
A finales de los años 70 del pasado siglo XX la Ermita de Nuestra Señora de la Virgen del Espino se encontraba prácticamente en ruinas, habiéndose derruido el tejado y estando la fachada sur en mal estado de conservación.
Hacia 1980, en una propuesta de los jóvenes de Daganzo, los vecinos del municipio deciden reconstruir la ermita y salvarla del derrumbe trabajando en la reconstrucción en su tiempo libre y haciendo aportaciones de material para su rehabilitación. A raíz de esta labor de reconstrucción en el año 1981 se recupera la tradición de acudir a la ermita en romería con la Virgen del Espino.
Aquí nuestro reconocimiento y agradecimiento al esfuerzo y trabajo de los vecinos de DAGANZO gracias a los cuales aún podemos conservar este lugar con tanto valor histórico, patrimonial, cultural y religioso.
