San Esteban de la Doma fue la Iglesia parroquial de la Garriga des de mediados del siglo X hasta el primer tercio del siglo XVIII, momento en que es substituida por la nueva iglesia construida en el nuevo núcleo de la población, mucho más práctica, porqué no estaba tan alejada y no tenía el inconveniente de tener que cruzar el río cuando éste padecía crecidas. El nombre de Doma le proviene de la palabra latina hebdómada, que significa semana, y está relacionado con los dos presbíteros que se alternaban los oficios por semanas. El primer documento en el que la iglesia sale mencionada data del año 966, en el testamento del conde Miró, hijo de Guilfredo I el Belloso. Hoy en día, podemos ver en el conjunto de la Doma formado por la iglesia, la casa de los domeros y el cementerio viejo, elementos que van des del románico hasta el modernismo.
Volviendo a la iglesia, y si tenéis la posibilidad de entrar, podemos observar que la nave central es de estilo románico, pero el templo en su conjunto preserva la tradición gótica y guarda en su interior el retablo Mayor dedicado a San Esteban, de finales del siglo XV y atribuido a la escuela de los Vergós, que fueron los máximos exponentes retablistas de la época.
En el siglo XIX, el cementerio situado alrededor de la nueva iglesia se traslada aquí. En él podemos encontrar enterradas personalidades ilustres como el arquitecto modernista Manuel Joaquim Raspall, que hizo la portalada principal del cementerio o Josep Maurí i Serra, notario, historiador local e impulsor de la restauración de la Doma a mediados del siglo XX.