La Iglesia del Gesù es de los ejemplos más conocidos de la campaña jesuita en la época barroca.
Esta iglesia fue la madre de todas las iglesias jesuitas romanas convirtiéndose en referente de todas las futuras construcciones religiosas. Fue Loyola quien deseó su construcción antes de morir. Los trabajos se iniciaron en el 1568 y concluyeron en 1580.
La iglesia tiene una planta de cruz latina y la cúpula tiene un tambor octagonal. La monumental fachada, que domina desde lo alto la gran plaza, está coronada por un tímpano triangular, que tiene presente un majestuoso y enorme portal, donde la banda inferior está dividida en cuatro pares de pilastras (pilares con función portante) y cerrada en la parte superior por amplias volutas con las que termina el techo. En el interior hay una sola nave grande cuya bóveda, junto con el Triunfo del nombre de Jesús, es un mural grandioso, animado y muy luminoso ejecutado con el uso de la perspectiva aérea de Baciccio. A los lados se abren seis capillas con obras de diferentes autores.
Los arquitectos más importantes de la época, como Vignola y Giacomo della Porta, y famosos artistas barrocos como Baciccio participaron en la construcción con habilidad e ingenio. Esta arquitectura, junto con las otras de esta época, tenía la tarea no solo de encantar y sorprender al visitante sino también de conmemorar a los santos a través de las representaciones de las historias de sus mártires.
Su singular riqueza artística identifica a la Iglesia de Jesús como un elemento fundamental en la historia del arte y uno de los monumentos más visitados de Roma.