Illot des Porros
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El yacimiento de "s'Illot des Porros" fue descubierto en 1957 por el arqueólogo Miquel Tarradell (1920-1995) y fue excavado en varias etapas hasta el año 1998. El nombre del islote, de unos 3000 m2 y de poco más de 2 m sobre el nivel del mar, deriva de los puerros silvestres que se encuentran y que están ausentes en el litoral mallorquín más cercano. Se encontraron restos arqueológicos en unos 450 m2, que corresponden a dos usos diferentes del islote en dos momentos diferenciados.

El primero es una ocupación de carácter no funerario del bronce medio y final e inicios de la primera edad del hierro (1400-850 ANE), relacionada tal vez con el intercambio de productos por mar o con los rituales en relación a la cueva artificial que se encuentra a 250 m.

El segundo uso y momento es el cementerio de la segunda edad del hierro en la época romana (600 ANE - 50 NE), que destruyó buena parte de las estructuras de la primera fase y que reunía una sucesión de construcciones y rituales de entierro. Las tumbas más antiguas son similares a las de la segunda fase de la próxima necrópolis de Son Real (llamadas "micronavetas"). Fueron seguidas por un sector de necrópolis de inhumación infantil en fosa y urnas de marés (piedra arenisca) y, ya a partir del 400 ANE, por la construcción de una cámara de entierro colectivo y posteriormente de dos habitaciones más, destinadas a acoger alrededor de 260 fallecidos. Se alternan inhumaciones y cremaciones en cal de los difuntos y purificaciones de los espacios. Estas cámaras tienen una planta absidal y columnas interiores y una escalera de acceso, características que recuerdan a los santuarios mallorquines coetáneos. Fueron medio excavadas en la roca y medio construidas con muros con grandes losas en el exterior. Por fuera de las cámaras existió en el mismo momento un sector de enterramiento en fosa y en el interior de las estructuras de enterramiento colectivo se encontró un último uso con inhumaciones ya de época romana altoimperial.

En el 1348 se enterró furtivamente el cadáver de la primera víctima conocida en Mallorca de la gran epidemia de peste negra que asoló Europa. Los dirigentes municipales de Santa Margalida lo descubrieron y protestaron ante las autoridades de la isla, que ordenaron que el cadáver fuera devuelto a su lugar de origen, el municipio cercano de Alcúdia. Es posible que esto fuera la causa de la difusión de la epidemia en la comarca (murió, como consecuencia de esa peste, la mitad de la población de Alcúdia, Muro y Santa Margalida aproximadamente) y al resto de Mallorca donde causó, el fallecimiento de aproximadamente el treinta por ciento de la población.

A pesar de los laboriosos trabajos de restauración que se hicieron en los años noventa, el yacimiento se encuentra prácticamente arrasado a causa de un fuerte temporal que le afectó en 2001.

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Ajuntament de Santa Margalida

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