Para finalizar con la visita, sugerimos almorzar en uno de los tradicionales restaurantes del barrio.
Con más de 30 años en su haber, La Farola de Urquiza hace honor a su prestigio de clásico bodegón de barrio. Con un menú típicamente porteño, los platos salen sencillos, abundantes, bien hechos, sin pretensiones de tipo gourmet, pero con todo lo que hay que tener. Con una amplia carta que incluye sándwiches, empanadas, pizzas, ensaladas, rinde tributo a la cocina de todos los días.