En la Avenida de Roma se levanta de forma imperiosa el Palacio de San Telmo. Lo cierto es que la historia de este edificio ha sido muy variada. En sus orígenes, a principios del siglo XVIII, nació como el Colegio Seminario de la Universidad de Mareantes con la idea de instruir a los huérfanos de marinos en el oficio de la Marina. Más tarde, a mediados del siglo XIX, el edificio pasó a ser propiedad de los duques de Montpensier y sería aquí donde el matrimonio fijaría su residencia. Tras la muerte de doña María Luisa Fernanda de Borbón, duquesa de Montpensier, el palacio pasó a manos del Arzobispado por voluntad expresa de la propia difunta. De esta forma, el edificio se convertiría en la sede del Seminario Pontificio. Finalmente a finales de la década de 1980, el Palacio de San Telmo fue cedido a la Junta de Andalucía, quien lo habilitó para emplazar en sus dependencias la sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.
De la arquitectura exterior de este edificio, que puede considerarse como un ejemplo clave del barroco sevillano, destaca su espectacular portón principal de estilo churrigueresco, en el que podemos distinguir tres alturas: una entrada principal flanqueada por tres columnas a cada uno de sus lados; sobre ella un balcón rodado por doce figuras de mujeres relacionadas con el arte y los estudios de la marina; en la última altura observamos la figura de San Telmo, patrón de los navegantes. Si nos acercamos a la fachada lateral del edificio situada en la calle Palos de la Frontera, en lo alto podemos contemplar la “galería de los doce sevillanos ilustres”, una hilera de esculturas que representan las figuras de doce personajes históricos de gran renombre nacidos en esta ciudad, entre ellos, Lope de Vega, Velázquez o Murillo.
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