Terminado en 1611, este entorno monumental es el epicentro siempre, clásico y actual, del trasiego de los universitarios, lugar de tránsito cotidiano de Unamuno en los años en los que desarrolló su vida académica y familiar en los varios edificios en los que pasó buena parte de su tiempo: el Hospital del Estudio, donde ejerció de rector; las Escuelas Mayores, donde dio buena parte de sus clases; las Escuelas Menores, entonces instituto; y la Casa Rectoral, donde vivió los catorce años de su primer mandato rectoral, además de la estatua de fray Luis de León que preside el lugar, maestro y figura máxima del Estudio salmantino del siglo XVI por quien Unamuno sentía devoción. Así lo describía en 1904: «En este patio que se cierra al mundo / y con ruinosa crestería borda / limpio celaje, al pie de la fachada / que de plateros // ostenta filigranas en la piedra, / en este austero patio, cuando cede / el vocerío estudiantil, susurra / voz de recuerdos».
El conjunto monumental que forma el Patio de Escuelas, donde aún se percibe la huella de uno de sus principales referentes, la del propio Unamuno, constituye uno de los espacios universitarios más simbólicos que existen en el mundo.
© de las imágenes: José Suárez y Santiago Santos