Inicialmente, los terrenos de la plaza pertenecieron a la comunidad religiosa de San Francisco de Asís y se utilizaron como huerta del antiguo convento. Con la desamortización del Trienio Liberal, pasaron a dominio público y desde el principio, el ayuntamiento pensó en la adquisición de la huerta para convertirla en paseo público. En 1860 se aprobaron los planos de la plaza y los trabajos se fueron realizando muy lentamente, pero eso no evitó que se procediera a realizar la inauguración, aunque no estuviese ni mucho menos terminada.
En los años siguientes se fue dotando a la plaza de los elementos necesarios: los laureles de indias que siguen dando sombra hoy en día fueron traídos de Cuba, los faroles de hierro fundido procedentes de Marsella, los jarrones de mármol provenientes de Génova y dos estatuas del mismo material, primavera y verano, esculpidas en Santa Cruz de Tenerife. En 1870 llegó una fuente de hierro fundida encargada a Inglaterra por un grupo de vecinos para colocarla en el centro de la plaza, de la cual hoy en día solo queda una de las partes centrales. Más tarde también se instaló un kiosco de madera para la música y en 1930 el templete actual ocupó el espacio que había dejado libre la antigua fuente de hierro. La escultura de tamaño real situada a la izquierda se inauguró en 2013 como homenaje al fundador y director de la Afilarmónica NiFú-NiFá, Enrique González Bethencourt, que se conoce como el padre de las murgas canarias. Su estatua está mirando al escenario para que pueda observar las murgas del futuro. A la derecha tenemos la obra Courage, creada por Hanneke Beaumont y colocada en 1994, es un grupo escultórico que destaca por su representación escénica. El espacio mediador entre ambos grupos, aun siendo físicamente pequeño, simbólicamente se hace infinito porque los personajes tienen las miradas ausentes y en realidad cada uno observa su interior.