La tumba de Julio II se encuentra en la basílica de San Pedro y fue diseñada por Miguel Ángel
MIGUEL ANGEL
Es considerado como el artista más famoso del Renacimiento Italiano.
Fue pintor, escultor, arquitecto y poeta.
Hizo obras que incluyen las estatuas de David y Pieta que son pinturas que están en el techo de la capilla Sixtina de Roma.
Vivió la mayor parte de su vida en Roma donde murió a los 88 años.
DESCRIPCIÓN
El diseño original comprende cerca de 40 esculturas de tamaño mayor al natural, que contaban con una base rectangular de 10x7 metros y una altura que alcanzaba los ocho metros. En lo alto se situaría el Papa sostenido por dos ángeles.
Constaba de una base adornada con Victorias flanqueadas por esclavos; una planta media con relieves representando hazañas del Pontífice, y cuatro grandes imágenes en las esquinas: Moisés, San Pablo, la Vida Activa y la Vida Contemplativa; y finalmente presentaba un ático en el que se mostraba a Julio II sentado en la silla gestatoria sostenida por dos ángeles.
A partir de 1513, ya fallecido Julio II, elabora un segundo proyecto. En este la composición ya no es exenta sino adosada a un muro de tamaño más reducido y con algunas variaciones iconográficas. El resultado final no satisfizo a nadie, empezando por su ubicación en San Pedro in Vincoli, en vez del Vaticano.
Finalmente las únicas figuras que representó fueron el Moisés, situado en la parte central de la obra, y las dos mujeres situadas a su lado, Lea (a la derecha) que representaba la vida contemplativa y Raquel (a la izquierda) que representaba la vida activa. Son obra de Miguel Ángel. También se pueden ver en la parte de arriba a la derecha en Sibila, representante del conocimiento pagano, y un profeta, representante del conocimiento cristiano.
HISTORIA
La relación de los della Rovere con este templo comenzó en 1467, cuando Paulo II confió al cardenal Francesco della Rovere, en este momento general de la orden franciscana, que pocos años antes había llegado a Roma, cuando la familia era aún desconocida. Pero su rápida ascensión a los círculos más restringidos de la curia romana y su encumbramiento al papado como Sixto IV fue definitiva para que la iglesia cobrara gran esplendor e incluso se erigieron unas dependencias conventuales anexas.
El cardenal Giuliano della Rovere, después Julio II, sobrino de Francesco, continuó las obras de reconstrucción y fue quien levantó el claustro que hoy se conserva, que también incluyó apartamentos cardenalicios que seguramente utilizaron los otros cinco cardenales más de la familia que fueron titulares de la basílica.
Y estas circunstancias son las que explican que aunque en principio la tumba de Julio II, un colosal mausoleo exento, fuera a colocarse en la basílica de San Pedro del Vaticano, los avatares a los se enfrentó durante los cuarenta años que duró su elaboración, modificado para ir reduciéndose hasta seis veces, hicieran que terminara en este emplazamiento en San Pietro in Vincoli, una basílica estrechamente vinculada a su familia.